EL SANTUARIO EN 1909
EL SANTUARIO RUPESTRE DE PEÑALBA DE VILLASTAR
Si en algo coinciden todos los estudiosos de la montaña de Peñalba, es que durante un largo tiempo fue un lugar sagrado. Cabré fue el primero en darse cuenta de que se encontraba en un lugar de culto en el que se veneraba a entidades divinas. Aunque las primeras huellas que nos dejaron, en forma de texto, son del siglo I a. c, por influencia de la romanización, mucho antes de estas fechas visitarían los peregrinos el Santuario. ¿Desde cuándo?, no lo sabemos.
Algo en especial atraía a los habitantes de esos pueblos de la zona a peregrinar a la montaña. Pudiera ser su silueta, que no es la actual debido a la degradación antrópica que ha sufrido; tal vez su farallón rocoso, que adquiere este ese tono azafranado cuando los rayos del alba lo iluminan y que no le haría pasar desapercibido para los que lo observasen. Tampoco lo sabemos. Pero las huellas dejadas en él por los peregrinos, alcanzan hasta la baja Edad Media. ¿Y después?...apareció justo en frente de Peñalba, dirección oeste, el Santuario de La Fuensanta y posiblemente cambiaron el lugar y las costumbres. Aunque esto ya es elucubrar demasiado...
Peñalba aparece en la historia cuando en 1909 se le encarga a Juan Cabré Aguiló, arqueólogo de Calaceite, la elaboración de un Catálogo Monumental de la provincia de Teruel. Recorriendo los distintos pueblos de la provincia, recaló también en Villastar. Allí encontró la montaña de Peñalba, describiéndola como sigue a continuación:
"La cantera de Peñalba radica en el término municipal de Villastar, provincia de Teruel, lindando ya con el de Villel, pues por el Noroeste sirve de divisoria á ambos términos. Y dista tan sólo Villastar de la capital de la provincia ocho kilómetros, y cuatro de la cantera. Para ir a visitarla seguiremos el cauce del río Turia, engrosado por el Alfambra, y no abandonando la carretera que parte de Teruel para Cuenca y que va bordeando la margen derecha del río, lograremos antes de llegar al kilómetro doce de la misma, dar con la falda del monte de Peñalba, cuya cima está coronada por la cantera, de nívea blancura y de proporciones gigantescas; y debido a estas circunstancias se la denomina con tal nombre. Que la cantera de Villastar la tendrían en mucha estima varias generaciones anteriores a la era cristiana, no lo dudo; y prueba de ello son las enigmáticas manifestaciones grabadas sobre las piedras de Peñalba, de generaciones y pueblos distintos. Cabe creer, si sería un sitio religioso y a la vez militar; en lo más alto del monte no bajará de 940 metros su nivel sobre el mar y de unos 840 en el cauce del Turia en el célebre estrecho de Villel, puerta infranqueable a cualquier pueblo invasor que desembarcando en las costas del Mediterráneo intentara internarse remontando las corrientes del Turia, lo que fuera imposible con muy poca gente contraria que sentara sus reales en el monte Peñalba. Sus vistas panorámicas no pueden ser más deliciosas, y cuenta con sorprendentes defensas naturales, formadas de un muro de rocas gigantescas, cortadas bruscamente y en zigzag siempre, se extienden de Norte á Mediodía abarcando un perímetro de más de tres kilómetros, para finalizar por el Occidente sepultándose bajo tierra......"(Fragmento de su ingreso en la Real Academia de la Historia en 1910)
Pero cómo Cabré descubrió la montaña de Peñalba, a 3 kilómetros de Villastar, es todo un misterio; en ningún sitio lo ha dejado escrito. Suponemos que iría buscando abrigos rupestres donde pudiera haber pinturas de algún tipo o quizás preguntó a las gentes del pueblo de Villastar o incluso de Villel (a pastores, sería lo más lógico, que eran los que más merodeaban por ahí) si sabían de algún vestigio o resto arqueológico.
Cabré encontró una veintena de inscripciones paleohispánicas y latinas, y numerosas figuras humanas, animales y geométricas grabadas en las paredes de la montaña de Peñalba, a la vez que cartografió someramente la montaña, indicando donde iba encontrando los distintos hallazgos. Pero no sólo hizo eso, también extrajo de la roca alguna de ellas, unas para venderlas al Museo Arqueológico de Barcelona, lo que facilitaba unos ingresos para continuar sus investigaciones particulares, y otras para su colección particular(hoy desaparecidas). Este hombre se debió de hospedar en Villel y era allí donde llevaba las piezas que arrancaba de la Montaña, despertando el interés de algunos, como el boticario de Villel, que se convirtiéndose también en un expoliador. Las piezas que este hombre extrajo junto con otras que depositó Cabré en Villel, se han perdido y no se saben dónde están. Algunas tan interesantes como todo un verso virgiliano de la Eneida que atestiguan la presencia en el santuario de gentes poseedoras de una sofisticada formación:
"Tempus erant quo prima mortalibus aegris inc[ipit et dono Diuum gratissima serpit]")
De las inscripciones que se conservan en el Museo Arqueológico de Barcelona, la más importante, epigráficamente hablando es la Gran Inscripción.
Consta de 7 líneas en lengua celtibérica y alfabeto latino y deja constancia de la celebración de una peregrinación a la montaña de estos pueblos del entorno, para venerar a sus dioses y que parece ser que erigieron un altar en su honor. Hasta fechas muy cercanas se había considerado que el Santuario estaba dedicado al dios LUG, peros estudios recientes ponen en duda esto y toman la dirección de que son los dioses que apraceren en primer lugar a los que se les rinde culto
El resto de las piezas conservadas en el MAC contienen, sobre todo, textos cortos con apenas una o varias palabras y de caracter onomástico. Las innumerables piezas arrancadas posteriormente por vándalos, sin escrúpulo alguno, son la mayoría dibujos o símbolos hechos en la roca, puesto que son huecos que han dejado de apenas unos centímetros .
En la parte superior del farallón encontramos distintos grupos de cazoletas, cuya finalidad sería para su uso durante los ritos celtíberos de los peregrinos: libaciones, sacrificios... rirtuales en definitiva de los que no sabemos su alcance pero de los que han dejado huella en la roca. Sabemos muy poco de las gentes que visitaban el Santuario, porque apenas se han encontrado restos en la montaña. También los sustratos que encontramos no son los mismos que había en ese periodo, por lo que sería necesario una prospección arqueológica en la zona, cosa complicada, para poder encontrar restos que nos ayudaran a conocer mejor a estos pueblos.
En resumen, decir que este Santuario de convergencia de distintas culturas a lo largo de la historia, permanece ahí imperial y solemne, con sus maravillosas vistas del valle del Valle del Turia; además de ser un paraje espectacular, las inscripciones encontradas allí son de una importancia vital en la epigrafía de la lengua celtibera, puesto que son muy pocas las encontradas en santuarios rupestres y de esa magnitud. De ahí que fuera declarado Bien de Interés Cultural en virtud de lo dispuesto en la Orden de 8 de marzo de 2002, del Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno de Aragón y publicada el 27 de marzo de 2002 en el «Boletín Oficial de Aragón».
Aún con todo lo expresado arriba, todavía en pleno siglo XXI sigue sufriendo agresiones. Esto es incomprensibe, ya que acceder a él supone un gran esfuerzo,y todavía sigue yendo gente a realizar graffitis que puedan dañar los poquísimos restos que aún quedan.
¡POR FAVOR RESPETAD TODO EL ENTORNO SI LO VISITÁIS Y NO PRODUZCÁIS DAÑO ALGUNO EN LAS PAREDES !
BIBLIOGRAFÍA
- Cabré, J. (1910): Peñalba de Villastar (Teruel), La montaña escrita de Peñalba, Teruel, Boletín de la Real Academia de la Historia, LVI: 241-280.
- Untermann, J. (1977): En torno a las inscripciones rupestres de Peñalba de Villastar, Teruel, 57-58:5-21).
- De Hoz, J. (1995): Las sociedades celtibérica y lusitana y la escritura, AEspA, 68: 3-30.
- Alfayé, S. (2003-2005): Las primeras investigaciones sobre el santuario celtibérico de Peñalba de Villastar (Teruel). Archaia, 3-5:215-224.
- Beltrán, F., Jordán, C.; Marco, F. (2004/05): Novedades epigráficas en Peñalba de Villastar (Teruel), Paleohispánica 5 (2005), pp. 911-956.
- Marco, F.; Alfayé, S. (2008): El santuario de Peñalba de Villastar (Teruel) y la romanización religiosa en la Hispania indoeuropea En Xavier Dupré Raventós, Sergio Ribichini, Stéphane Verger (coord.): Atti del convegno Internazionale "Saturnia Tellus : definizioni dello spazio consacrato in ambiente etrusco, itálico, fenicio-púnico, ibérico e céltico", Roma:507-52